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Las semillas de centeno incrustadas mejoran el rendimiento del cultivo utilizado como controlador de malezas

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Un ensayo en siembra aérea comprobó que en las parcelas con simientes peleteadas aumentó el volumen de materia seca, se registró un mejor desarrollo de las plantas y una mayor competencia sobre las malezas

El centeno como cultivo de cobertura se ha trasformado en una herramienta de gran valor para frenar la incidencia de malezas resistentes. Un estudio realizado por el INTA Río Primero ha demostrado que las semillas de centeno incrustadas (peleteadas), incluyendo un fungicida y un fertilizante biológico, mejoran los resultados de las siembras aéreas, permitiendo obtener la contribución esperada del cultivo de cobertura al limitar el avance de  las malezas, además de mejorar la calidad del suelo y mantener un buen perfil de humedad.

Con el aporte de la técnica de incrustado se obtienen semillas de peso y tamaño homogéneo, que tras la siembra área logran una buena implantación,  verificándose luego un  buen desarrollo de las plantas y un aumento del volumen de materia seca.  De esta manera, por la competencia del centeno sobre los recursos, se limita el desarrollo de las malezas con un manejo agronómico sustentable y se llega con un lote más limpio a la siembra de soja o maíz.

Precisamente, ensayos realizados por el INTA Río Primero junto a la Cátedra de Protección Vegetal de la Facultad de UCC, en colaboración con Aacrea y Aapresid, demostraron  que el centeno es una de las mejores alternativas para el control de malezas, con una eficacia que llegó al 80 % respecto al lote testigo.

Con estos datos, durante la campaña 2014-2015 se llevó a cabo la siembra aérea de centeno, práctica que provocó una pérdida de eficiencia ya que no se logró una adecuada distribución de la semilla. Luego de un análisis, se determinó que la diferencia en la distribución en la siembra, fue debido al peso específico entre las semillas. Ante esta situación, se decidió  incrustrar la semilla de centeno incluyendo un fungicida y un fertilizante biológico.

Rizobacter, realizó las pruebas experimentales  de adaptación de la especie a la  técnica de incrustado (peleteo) incluyendo el fungicida “Compinche”, y el biofertilizante “Rizofos”. El ensayo se realizó con la conducción de ingeniero agrónomo Luis Lafranconi, jefe de la Agencia de Extensión Rural INTA Río Primero y con la participación de Susana Solá, responsable de investigación y calidad de semilla de Rizobacter. 

La experiencia, se desarrolló en un campo en la zona central de Córdoba, cercano a la localidad de Montecristo, a fines de mayo, como un cultivo de cobertura en maíz. Allí se sembraron por avión  distintas variedades de centeno peleteado y natural, y se dejó  unas franjas de barbecho desnudo. La densidad utilizada para la siembra fue de 50kg/ha total para todos los tratamientos. 

Los resultados finales a campo demostraron que, en igual densidad de siembra,  el volumen de materia seca del centeno peleteado es mayor. Se observó claramente que, mientras mayor sea la producción de materia seca por parte del cultivo, la cantidad de materia seca producida por la maleza es menor.

En las conclusiones del ensayo se estableció  que “el peleteo mejora ampliamente la llegada de la simiente al suelo, beneficiando la implantación del cultivo, mejorando el beneficio del costo del tratamiento de la semilla y permitiendo obtener los aportes del cultivo de cobertura”.

Además, se observó que en siembras aéreas, las semillas sin tratar, quedan expuestas sobre el suelo, susceptibles a los riesgos ambientales como rápidas fluctuaciones en las temperaturas y la disponibilidad de agua y los ataques tempranos de plagas y enfermedades. Por el contrario, “las peleteadas reducen estos riesgos  y mejora las probabilidades obtener una implantación exitosa”.

Por otro lado,  el cultivo de cobertura presentó un balance de agua superior que cuando al suelo se los dejo en barbecho desnudo. En este caso,  se destacó que la mayor presencia de humedad en los perfiles de las parcelas con cultivos de cobertura, lograron captar y mantener el agua de las precipitaciones, permitiendo de este modo iniciar el desarrollo de los cultivos sucesores con mayor disponibilidad del recurso que los desarrollados sobre barbecho.